Recuerda la fecha con exactitud. Era 16 de diciembre de 2013 y, como todos los días, Ruth Plazas se había levantado temprano. Estaba particularmente contenta, faltaban pocos días para viajar a su país natal, Colombia, a pasar la Navidad y Año Nuevo con su mamá, a quien no veía desde hacía tres años.
Ese día, Ruth había quedado con una amiga para ir a una oficina de empleo en Nueva Jersey, en donde residía desde hacía más de 30 años. A eso de las cinco de la mañana se encaminó hacia la entrada de la casa en la que alquilaba una habitación desde hacía dos meses y apenas empezó a bajar hacia la calle se resbaló con el hielo que se había formado en los escalones. Terminó en el suelo y con un agudo dolor en el tobillo izquierdo que le impidió levantarse.
Ya en el hospital, el especialista le notificó que se había fracturado el tobillo y tenían que operarla esa misma noche. “Me tuvieron que poner una placa de aluminio y siete tornillos, porque la parte de arriba del tobillo se partió y el pie se dislocó” recuerda. A los cinco días pudo ya volver a casa, pero en muletas.
La dolorosa experiencia, sin embargo, no acabó allí. Un mes después Ruth tuvo que regresar a Emergencias porque le faltaba el aire y dolía mucho la espalda. Horas más tarde, una tomografía computarizada reveló que un coágulo de sangre le estaba subiendo por la pierna izquierda, lo cual obligó a mantenerla cuatro días más en el hospital tomando anticoagulantes.
Una vez recibida la segunda alta, Ruth se decidió a contactar a los abogados de Ginarte para entablar una demanda contra el dueño de la casa por no haber mantenido condiciones de vida seguras para sus inquilinos. “El dolor era impresionante, lo cual me imposibilitó trabajar por muchos meses y, al no poder mantenerme, me tuve que ir a vivir con mi hermana”, explica. Inmediatamente después de la llamada al bufete, un representante de la firma fue a verla para conocer los detalles de su caso y dar curso al proceso.
Hoy, a cuatro años del incidente, su vida ha cambiado drásticamente. No puede subir o bajar escaleras sin apoyo, ni tampoco estar mucho tiempo de pie o sentada. Aún acostumbrándose a esta nueva y diferente realidad, este pasado mes de junio, Ruth recibió la noticia que esperaba: la Corte de Nueva Jersey falló a su favor. “Estoy muy contenta. Los abogados de Ginarte hicieron un excelente trabajo. Desde el principio me escucharon y mantuvieron informada, nunca me sentí sola. Además, se encargaron de todas las facturas y trámites, no me tuve que preocupar de nada. Los recomiendo completamente”, afirma satisfecha. La justicia siempre llega.